viernes, 13 de agosto de 2010

EL CLUB DE JAZZ

Recorriendo las calles de New Orleans desconocida, con el mapa dibujado en mi mente por las ocasiones en las que oía a mi padre repetir sus días en la ciudad y la desmesurada afición por el jazz que procesaba. El barrio francés colmado de edificios bien conservados, aun por el paso del Katrina, se podían sentir las melodías de jazz y blues, en los numerosos clubs que amenizaban las veladas veraniegas de la urbe.
-Besie Smith club- podría describirlo sin abrir los ojos, a la derecha los reservados, a la izquierda el escenario con la banda tocando –baby doll- y en el centro la barra de roble con adornos en bronce seguramente sumergida en la vorágine propia de una noche veraniega, el portero me dio paso.
Allí estaba él, con su figura escultural, de piel azabache, vestido de blanco impoluto, de pie en el centro de la barra, cuando notó mi presencia giró su cabeza, y me penetró con su mirada. Yo, sentí un escalofrío, mi corazón dejó de latir, el oxígeno no llegaba a mis pulmones, todo se detuvo a mí alrededor, menos el tiempo que pasaba inexorablemente y la banda que tocaba baby doll. En un estado latente lancé un grito sordo, que él entendió y comenzó a acercase, a cada paso que daba iba recuperando el pulso, cuando se encontraba a un metro, el aire entró de golpe en mis pulmones. Cuando me tocó un rayo impactó sobre nuestras cabezas, nos fundimos en un abrazo infinito, sentí que éramos parte del firmamento, cuando volvimos la sala alcé mi brazo y con un chasquido de mis dedos la banda recomenzó la canción. No estaba soñando, realmente había encontrado a mi gran amor.
Baby doll sonaba una y otra vez en la sala y así sería mientras me quedaran fuerzas para alzar mi brazo, que era lo único que podía controlar ya que ni el tiempo, ni los sentimientos estaban a mi alcance. Todavía abrazados sin concesiones, me susurró al oído con voz temblorosa.
-Te espero desde hace tanto-.
-Pero ahora creo que hemos estado siempre juntos-.
-Te amo como jamás creí que llegaría a amar y no se si esto es un delirio, pero si estoy en lo cierto. Por favor, que sea de amor-.
Salimos de la sala, cogidos de la mano como dos niños que no se quieren perder, nuestra felicidad desprendía un halo que iluminaba las calles dirección al hotel. En la penumbra de la estancia, frente a frente descubrimos nuestros cuerpos desnudos, cuando llegó a lo más profundo de cotolirie sentí un inmenso solorigio en mi zona erotonia que me transportó nuevamente fuera de la loctoninia, para luego regresar y sentir un inmenso plañaca e hicimos el amor con la pasión y la entrega de quien lo hace por primera vez, hasta caer extenuados.
Al alba, buscando el otro lado de la cama vacía, encontré el torso desnudo de aquel hombre maravilloso con la seguridad de estar juntos toda nuestra vida.
ODRAUDE.

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