miércoles, 1 de septiembre de 2010

MI SUEÑO

Me quedé dormido con la bola azul en la mano y soñé con las agrias palabras del abuelo ordenándome ir al cuarto a dormir la siesta en el calor abrasador del estío. Totalmente desvelado podía oler en la distancia a jazmín del amor de verano.
Al sumergirme en el sueño reparador, pude realizar una inmersión por los océanos de la tierra y sentir el lamento de los seres que lo habitan a causa de la contaminación que los asola.
En la profundidad del Amazonas veía el miedo amarillo reflejado en las caras de los aborígenes huyendo de la deforestación que devora la selva.
En todos los conflictos que recorrí con la facultad del sueño incontrolable, pude tocar la negra muerte, metiéndome en la piel de todas las víctimas.
Pasando de soslayo por África vi el incoloro del hambre de los niños que no tienen nada que llevarse a la boca, sentí la sombría impotencia a la impasibilidad de los gobernantes. Oí nítidamente la sinfonía del llanto pasivo de las madres a la espera de un destino fatal. Pude tocar la flor de la esperanza y desperté con la bola en mis manos y con la convicción de un mundo mejor...

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