miércoles, 15 de septiembre de 2010

La obsesión de un pintor

Escrito por nuestra compañera Erena (septiembre, 2010):

....Hacía mucho tiempo que el grupo de amigos pintores se reunía en el café La Cúpula. El primer lunes de cada mes les reservaban la mesa larga al fondo del local, más allá del piano. Los clientes habituales estaban acostumbrados a sus animadas conversaciones, que intentaban oír con cierto disimulo.
....-Emmanuel, no nos cuentas nada sobre lo que estás trabajando -se atrevió a preguntar uno que era nuevo en el grupo-. –Me gustaría conocer alguna obra tuya, aunque sea en fotografía.
....Después de un momento algo tenso, Emmanuel aclaró, si es que eso significaba aclarar algo:
....-Es que estoy en ello.
....Nadie más se atrevió a insistir, porque sabían que era prácticamente imposible sacarlo de su ostracismo. Nunca hablaba de su obra, pero sus opiniones sobre arte eran escuchadas con mucho interés por los amigos. Sin embargo, Emmanuel ya no era el mismo desde hacía años, desde la muerte de su padre, un rico industrial. El notario, antes de leerle el testamento, le comentó que la sorpresiva muerte por infarto le había salvado de perder la gran herencia de su padre. Éste preparaba un nuevo testamento a favor de una fundación benéfica, con la condición de que él participara en la dirección de la industria. No quería facilitarle el camino de la bohemia, le indignaba la idea de tener un hijo artista, a no ser que fuera una especie de Miguel Ángel, pero eso era una utopía, estaba seguro.
....Conocer esta postura de desconfianza y rechazo de su padre y sufrir una gran metamorfosis fue todo uno. Como si le hubieran borrado parte de su memoria. Se volvió huraño, distante. Ninguno de los amigos, ni siquiera Oriol, volvieron a pisar su atelier. Atrás quedaron las entrañables reuniones entre bastidores, lienzos y olor a trementina.
....Los amigos se preguntaban a menudo si realmente seguiría pintando, a pesar de que él lo afirmaba. Decía que un marchante en el extranjero vendía toda su obra. Fuera de esto no se le sacaba ninguna palabra más. Todo era un misterio. Desde su metamorfosis nadie había vuelto a leer ni siquiera una sola línea que hiciera mención a su pintura. ¿A qué se dedicaba?, esta era la pregunta que todos se hacían.
....Pasó el invierno y la primavera se anunciaba. En el café La Cúpula, en la mesa de costumbre, los amigos pintores conversaban muy animados cuando Emmanuel hizo su entrada con algo de retraso.
....-¡Miradlo! -exclamó uno observándolo con extrañeza.
....Los pintores se giraron y al verle no disimularon su asombro. Se veía mucho más joven y animoso. Oriol no logró contenerse y exclamó:
....-Pero si es el Emmanuel de antes.
....Al escuchar esta frase, él contestó con su habitual parsimonia:
....-No, no soy el de antes, soy el de siempre. –Después de una breve pausa agregó: -Sólo que ahora termino una etapa.
....El grupo golpeó la mesa con los puños como demostración de apoyo y aprecio.
....Sin sentarse explicó que tenía algo urgente que solucionar y sentía no poder quedarse, pero les traía folletos de la inauguración de un museo en un pueblo de Francia, dentro de poco.
....-Os ruego que vayáis, no os arrepentiréis. Podemos viajar todos juntos en mi furgón. Se trata de una nueva tendencia en los museos que dará que hablar.
....Diciendo esto, dejó los folletos sobre la mesa y se despidió. La breve presencia de Emmanuel dejó un velo de esperanza en el grupo. Les apenaba ver perderse un talento como el suyo. Sólo deseaban que volviera a pintar.
....Poco después Emmanuel viajó al extranjero a vender su obra, según decía, y desde allí debió regresar justo a tiempo para viajar todos juntos a Francia para la inauguración del museo.
....-Bueno, Emmanuel, explícanos algo más de qué va este museo.
....-Estoy conduciendo. Ya tendremos horas para hablar cuando lleguemos -se disculpó y apenas habló durante el viaje.
....De lejos distinguieron un pequeño castillo en lo alto de una loma a la entrada del pueblo. Allí estaba instalado el museo, explicó
Emmanuel.
....Cuando entraron, el servicio de catering se movía con agilidad entre los visitantes, reporteros de todos los medios, periodistas y críticos.
....-Tú que estás informado, explícanos a qué se debe el secretismo del autor de las obras expuestas -preguntó Oriol.
....-Algo os adelanté en el café. Es un modo novedoso para evitar los prejuicios, es una trampa para críticos y sabelotodos. Será divertido conocer sus opiniones sin contar con ninguna base. Al final, el autor podría ser un novato en arte -dijo con ironía.
....-Sí, sí, es ingenioso -dijeron y se rieron pensando en lo que podría resultar de esa trampa.
....-Ah, sólo pasados unos días se dará a conocer el autor -agregó.
....-¿Por dónde comenzamos? -preguntó uno.
....-Según las indicaciones, esta es la última sala, de modo que haremos el recorrido al revés o a nuestro gusto.
....Se detenían ante las obras, paladeando las texturas, las pinceladas y el color. A veces guardaban silencio para escuchar los comentarios del público y de los críticos. No cabía duda de que estaba gustando mucho.
....-Este pintor, más que pintor, es un alquimista del color -dijo de pronto Oriol-. No me explico cómo consigue estas gamas. ¿Qué opinas tú Emmanuel?
....-Dame un poco de tiempo. Primero me gustaría que viéramos sus primeros lienzos -contestó excitado y sus ojos brillaban como en otra época.
....Recorrieron varias salas mirando de reojo las pinturas hasta llegar a una sala reducida. Allí, Emmanuel se detuvo ante un óleo de dimensiones reducidas y Oriol se acercó bruscamente a ese cuadro. Se llevó las manos a la cara al reconocerlo.
....-¡Tú eres el pintor! -gritó, incapaz de agregar nada más.
....Es difícil explicar el revuelo que se armó entre el grupo. Se miraban entre si con los ojos desorbitados y al intentar felicitarlo las palabras se les atragantaban. Siguió un baile de abrazos y más palabras entrecortadas, hasta que Emmanuel dijo:
....-Amigos, tenemos mucho que hablar. He trabajado y vivido como un loco para demostrarme que puedo triunfar como mi padre, aunque sólo sea como artista. Hoy me siento como una botella de cava que se ha destapado. Soy todo burbujas. El museo ya está en marcha y será mi mejor obra. Es el homenaje al hijo de mi padre.

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